Productos de elaboración artesana que endulzan el paladar y alegran el corazón
Vivimos en un país que tiene una gastronomía muy variada. Nuestra dieta mediterránea es conocida en todo el mundo y nuestro aceite de oliva y nuestro vino son los mejores embajadores que un país puede tener.
Pasión por lo nuestro
Si por algo se nos conoce a los españoles, aparte de por nuestra cultura culinaria, es por el amor que le tenemos a lo nuestro, a lo de toda la vida y sobre todo a lo hecho en casa.
¡Casero, casero!
No hay nada mejor que quedar con los nuestros para comer y antes de entrar en el bar, encontrarnos con un caballete publicitario que diga “comida casera”. Y más ahora en verano que es cuando más apetece estar en una terrazita para tomar un tinto de verano bien fresquito o para comer en buena compañía.
Nos sentamos en una mesa a la sombrita y vemos que el bar ha optado por imprimir manteles personalizados y también servilletas con logotipo. Es una bonita forma de decorar con estilo y lucir la marca de forma sutil.
El camarero enseguida nos acerca las cartas de menú y tras ojearlas brevemente, pedimos nuestra comida.
Después de haber degustado un rico salmorejo y haber disfrutado de unos sabrosos flamenquines, viene el camarero y pronuncia las palabras mágicas: “budín hecho en casa”. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? Bueno sí, que nos inviten a un chupito por parte de la casa y con eso ya se nos estabilizan los niveles de felicidad para el resto del día.
¿En qué país tienen un menú del día como el nuestro? ¡En ninguna parte!
Productos artesanos
Después de disfrutar de una rica comida y de una siesta monumental, no hay nada mejor que un paseo para desperezarse. Nos vestimos, echamos a andar y nos encontramos con un chico que reparte flyers para promocionar una nueva heladería que vende helados artesanos.
Aunque en un principio y después de haber comido tanto, no nos apetecía, tocamos ese flyer con textura y barniz de relieve y se nos hace la boca agua. Si es que somos unos golosos y al final siempre terminamos picando.
Localizamos la heladería gracias a sus banderas con logotipo personalizadas que vemos ondear desde la distancia y según nos vamos acercando, nos encontramos con una furgoneta decorada con vinilos personalizados para automóvil.
Antes de entrar en el local nos topamos con recomendaciones de sabores y ofertas impresas en una lámina adhesiva para cristal y ya e incluso sin haber entrado, nos hacemos una idea de qué tipo de helado nos apetece.
Una vez dentro, nos encontramos con unas bonitas fotografías situadas en unos marcos plegables que cuelgan de la pared. Viendo esas fotografías ya no hay quién pueda resistir a la tentación de un buen helado.
Pero lo mejor todavía está por llegar, ¡la carta de sabores!
Una chica uniformada con un bonito delantal tipo peto con logotipo bordado y una gorra snapback bordada en 3D chulísima nos ofrece un mini cucurucho para que degustemos el sabor a chocolate belga y que nos hagamos una idea del viaje que le espera a nuestras papilas gustativas.
Finalmente nos sentamos en una mesita y estudiamos las ofertas. Aunque en apariencia la carta parece sencilla, enseguida notamos que tiene una calidad superior. Tenemos en nuestra mano una carta en cartón pluma con esquinas redondeadas de un grosor considerable.
Tras mucho elucubrar realizamos nuestra comanda y en apenas unos minutos recibimos unas tarrinas personalizadas con logotipo repletas de delicioso gelato.
Era cierto lo que decía aquel flyer de material exclusivo que nos entregaron en mano hace un rato:
¡Lo bueno si artesanal, dos veces bueno!
Vuelve una y otra vez
Hemos pasado un rato realmente agradable en esta nueva heladería artesanal y a pesar de no estar ubicada en un sitio céntrico, ha logrado captar nuestra atención gracias a diversos soportes publicitarios personalizados y por supuesto un producto artesanal magnífico.
Ha sido toda una experiencia, pero es hora de pedir la cuenta que se nos está haciendo muy tarde y hay que volver a casa.
Recibimos la cuenta cubierta de caramelos de fruta personalizados con el logotipo de la heladería y una tarjeta de fidelidad. La tarjeta viene sellada y nos anima a volver y a disfrutar de un helado gratis si venimos más a menudo. Si nos tratan así de bien, ¿cómo no vamos a volver?
En FLYERALARM estamos a favor del pequeño comercio y de los negocios de barrio de toda la vida. Esperamos que podáis superar esta crisis lo antes posible. Sacar adelante vuestros proyectos e imprimir vuestras ideas es nuestra prioridad. ¡Siempre!